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Lavanda, contra las bacterias.

La lavanda es conocida por sus propiedades antiinflamatorias, antisépticas, antioxidantes y calmantes. Estas características la convierten en un ingrediente ideal para el cuidado de la piel, ya que puede ayudar a combatir problemas como:


1. Acné y psoriasis:

Su acción regenerante le permite combatir problemas dérmicos como el acné y la psoriasis al activar el metabolismo celular y reconstruir la piel. Además, calma las heridas y, debido a su función como astringente, también ayuda a la normalización en la producción de aceite.


2. Control del exceso de sebo:

La lavanda tiene propiedades antisépticas y ayuda a matar las bacterias que causan las erupciones en la piel. No obstruye los poros y controla el exceso de sebo y grasa, evitando así la aparición de acné.


3. Reducción de arrugas:

Actúa como antioxidante, reduciendo la aparición de arrugas de forma progresiva al regenerar la piel. Decimos adiós a los temidos signos de la edad.


4. Calma e hidratación:

Las flores de lavanda contienen aceites esenciales cuidadosos para la piel, con una fragancia equilibrante y calmante. Ayuda a sanar quemaduras y heridas, alivia dolores musculares y calma la irritación en la piel.


En resumen, la lavanda es un tesoro natural que ofrece múltiples beneficios para mantener nuestra piel sana y radiante. ¡Anímate a incorporarla en tus productos de cuidado personal! 



Jabones con lavanda



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